1.27.2009

Ser realista. Ser realista es harto complicado, un autentico acto de superación personal. Asistir al momento en el que tus fantásticas ilusiones dejan de ser alucinantes imágenes de futuro proyectadas en tu cabeza para caer, rápidamente y de bruces, con la realidad más mundana, con los hechos inefables de una física cruel; con la gravedad.

Isaac Newton descubrió la gravedad. Descubrió que todos los cuerpos caen con una aceleración constante a la tierra. De forma que ningún objeto, por mucho que decida resistirse, puede escapar de la gravedad. Es como la mano silenciosa que te devuelve violentamente al día, después de una noche de ensoñaciones.

La realidad es, supongo, eso: una caída a una constante desde un lugar más alto, de velocidad variable eso sí... Tal vez Newton no pretendía que nadie le diese dicho significado a su descubrimiento, ni que lo prostituyese y lo deformase en estúpidas conjeturas pixeladas, pero el símil es sencillo y la facilidad para emparejarlo caprichosa. No hay que ser realistas, solo hay que dejarse llevar por la gravedad.

1.23.2009

Seguro que alguna vez te has sentido miserable. Como una lágrima disuelta en la ponzoñosa esencia de una manzana azul. Seguro, estoy seguro, que no te has podido, jamás, zafar de esa sensación oscura y extraña; de la alquimia del miedo y la culpa.
Miserable, como los soldados que vuelven de conflictos justos. Tan miserable como el que se siente orgulloso de vivir exclusivamente entre semejantes.

Sé que son días solitarios.

1.22.2009




¿Sabemos los hombres escribir sobre mujeres? o, más interesante, ¿sabemos los hombres escribir sobre mujeres creando personajes creíbles para las propias mujeres? Creo que la respuesta sería que no siempre, pero que la realidad es que sí. Sí que sabemos escribir sobre unas mujeres, aunque no sean reales.

¿Son las mujeres de mujeres desesperadas un buen ejemplo de mujer? Es una serie que gusta a muchas mujeres. También gusta a muchas mujeres Sexo en New York, paradigma de la supuesta serie femenina por excelencia. Pero ambas series han sido creadas por hombres. Y todas tienen esa visión, de una forma o de otra, idealizada del retrato social que un hombre puede hacer del ideal femenino según la perspectiva masculina de mujeres occidentales de clase media/alta-alta. No digo que esto sea un error, digo que la ficción es drama y que el drama es exageración y que ambas están, naturalmente, muy exageradas. Sin embargo, pensando más fríamente en ello, lo único que aportan estas series es una diversión basada en la creación de un estereotipo aún más marcado dentro de un falso feminismo.

No tenemos porque darle más importancia a todo esto, ninguna que vaya más lejos del hecho lúdico en si pero sí que da que pensar. No sé si se puede reivindicar el papel propio de la mujer en una sociedad que genera estereotipos manidos y manipulados y los disfraza de una realidad "simplemente exagerada" o muy cercana a los peores ejemplos de una sociedad engordada por una decadente evolución industrial, para justificar su existencia. La parodia esta bien, la critica esta aún mejor. Pero la sobrevaloración de un producto que termina consumiendo su propia critica para convertirse en el espejo en donde mirar todos nuestros defectos para asumirlos y fomentarlos es algo que, a todas luces, no puede acabar bien.

Así que volviendo a lo primero. Los hombres, algunos, saben escribir de mujeres para mujeres. Y saben, aún mejor, crear productos de mercado para un consumo masivo disfrazándolo de reflejo de corriente cultura y crítica social. Los hombres construyen castillos, las mujeres construyen vida. Los hombres son todos unos mentirosos.

1.21.2009

Si olvidas las heridas, aún siendo consciente de las cicatrices. Si olvidas los errores, para volver a disfrutar de las catastróficas consecuencias de tus fallos. Si me olvidas a mi, para darme la oportunidad de volverte a conocer. Si olvidas todo lo que aprendiste, y piensas en aprender cosas diferentes. Si olvidas que el mundo es un sitio mundano y violento, y así vuelves a ser inocente.
Si lo olvidas, entonces todo será diferente.

1.12.2009

Tu voz no es mi voz, es el aliento imperfecto. La sucesión de imágenes de locura, indecisión y mentira. Tu voz no es mi máscara, mi máscara es mi rostro. Es aquello que soy, como tú. Una mentira monocromática, un silencio en la noche. Un destello de la mañana más absurda. Un despertador a las ocho de la mañana. La necesidad innegable y destructiva de liberarte de la forma más inútil. No es tu voz, ni mi voz. No es la voz. Porque tu voz no es mi voz. No es la voz.

Escrito sobre el papel están las manías persecutorias, las dudas, los silencios, el miedo y las ilusiones. Pero sobre el tapete vital la cosa cambia mucho. Son las luces y las sombras de un mismo juego, el camino de la clandestina desdicha de la indecisión, un camino curioso. Y no exento de aventuras.

No es fácil decidir que dama es más bella, cuando las quieres a todas. Solo sabrás si tomaste la decisión acertada cuando la que te parecía más bella te haga, o no, daño. O no te haga nada y sea el vanal conformismo lo que domine el día a día. Entonces puede que la avaricia te domine. Puedes pretender cambiar de dama, o cambiar de vida. Todo dependerá de lo constante que seas en tu camino, sí eres lo suficientemente recto. ¿Cómo de recto eres? Tal vez no muy recto.
Da igual, no vas a perder más tiempo en pensar cuando la vida promete un número tan elevado de oportunidades, de salidas financiadas con el vil metal. ¿Cómo quedarse parado? Si tienes gasolina no te quedas parado, te mueves, aunque no quieras, de forma implacable. Es tu destino. Un destino muy poco recto.

1.08.2009

- ¿Por qué estás tan nervioso?.

- Todo esto me desorienta, me molesta. No me siento bien.

- No ocurre nada, aquí estamos bien. Es un buen lugar.

- Pero no estamos a salvo.

- Aquí nunca se esta a salvo, pero eso no quiere decir que necesariamente nos vaya a pasar algo. Ahora estamos bien. Estamos seguros.

- Eso no es verdad.

- ¿Por qué crees que te estoy mintiendo?.

- Porque eres tú el asesino.
Siempre he sido un tipo bastante relativista. Digamos que soy un poco gallego para algunas cosas de la vida tales como, por poner un ejemplo, la muerte.
Soy de esa clase de tipos insensibles que creen que todo el mundo muere, que la muerte da sentido a la vida. Que si mueres es porque ya has vivido y que si, por alguna extraña razón que me resulta complicada de comprender, no has aprovechado el tiempo de tu vida es porque nunca tuviste en cuenta que llegaría un día en el que solo serías un montón de piel y huesos en una caja de pino. Tan cierto es esto como que mañana sale el Sol.

Cuando mi madre murió me sentí muy mal. Pero estoy seguro de que me sentí mucho mejor que otras personas en mi misma situación. Si esto es lo que hay, pensé, si las cosas son así, es como lo debemos tomar. Eso no quiere decir que uno no pueda sufrir. No estoy diciendo que el sufrimiento, y la desesperación ante una perdida tan grande, sea un error o una actitud equivocada. Estoy diciendo que todo es relativo, y que es tu visión de la realidad y de la vida la que va a marcar tu actuación ante estas situaciones.Pero esto es evidente y nos demuestra que en este aspecto somos una "tabla rasa".

Durante algún tiempo me he sentido mal porque me he dado la sensación de que me lo he tomado todo con demasiada naturalidad. En mi interior me he sentido culpable por no ser capaz de sufrir más. En el fondo, lo que deseaba, era liberar mi pena a través de un sentimiento devastador, porque creía que así tenía que ser. Sin embargo mi yo ultra-racional me decía que eso no servía para nada, que era una táctica estúpida y sin sentido y que me llevaría por derroteros poco recomendables. Y tenía razón. Pero mi yo emocional me hacía sentir culpable, me hacía sentir un mal hijo.
Tonterías. Mi yo emocional, esta vez se equivocaba.

Si la calidad de la puesta en escena del luto define la calidad del amor sentido hacía la persona fallecida, entonces creo que en este mundo hay mucho hijo de puta llorando por las esquinas. Y eso no quiere decir que un luto duro sea una mentira, quiero decir que no es justo que el sufrimiento se equipare al amor.
No es justo.

1.05.2009

Todos los hombres tenemos el mismo problema. Las mujeres también, pero no puedo hablar desde su perspectiva. Porque no soy una mujer. Pero lo que sí que sé es que todos necesitamos ocupar el tiempo con algo, de alguna forma. Este algo, con el paso del tiempo, suele ser la rutina y la pareja. Pero cuando descubres que el vacío que tal vez sientes cada mañana al levantarse ya no se aplaca con lo que la rutina, ni con que la pareja, te dan entonces o buscas un hobby, una razón que te convenza y reafirme en tu situación actual o simplemente te oscureces lentamente en una gris existencia de insatisfacción y miedo al cambio.
Así que, de cualquier de las formas, estamos atrapados. Atrapados porque aún viviendo una vida plena de actividades ociosas, creativas, artísticas y sociales vamos a seguir sintiéndonos vacíos si seguimos solos y, por otro lado, si nuestra vida cae en la seguridad de una repetitiva rutina vamos a sentirnos atrapados. Llegados a este punto, solo queda hacerse las clásicas preguntas sobre que pesa más. Que es más importante.

Creo que siempre tendemos al caos y que en este caso no es diferente. En definitiva esa es la realidad. Creo que negamos nuestra biologia y modelamos nuestro comportamiento a través de codigos morales y sociales que solo tienen el objetivo de que la sociedad avance. Pero la sociedad no va a tener en cuenta nuestra satisfacción personal, ni nuestra angustia existencial. Como piezas reemplazables de la misma máquina debemos aceptar el exilio voluntario que supone vivir en una sociedad que solo ha conservado lo peor de la jungla.

1.04.2009

Soy una de esas personas que no creen que cualquier tiempo pasado fue mejor. Sin lugar a duda eso no es cierto porque las personas tendemos a eliminar lo malo para quedarnos solo con lo bueno; tenemos mala memoria para el dolor. Pero sí que soy una de esas personas a las que les gustaría volver a un momento concreto del pasado. A una colección de momentos, que de forma caprichosa se han guardado en mi cabeza y que son recurrentes.
A veces, y en concreto ahora mismo, me gustaría volver a un instante en la madrugada, en el piso de la calle Valencia para verme escribir en la soledad de un cuarto sin lamparas. Algo que ya nunca hago. A veces me gustaría volver ahí, ahora me gustaría estar allí pero en el pasado. En un pasado que no fue mejor. Ni peor. Que fue completamente diferente. Y, tal vez, por eso, ahora mismo, quiero volver allí. Tal vez cualquier tiempo pasado no fue mejor si no simplemente diferente, y ese es el consuelo que encontramos frente al hastío del repetitivo presente.
Pero el pasado no vuelve, se disuelve en la memoria lentamente y se confunde y se reinterpreta. Los recuerdos son débiles y frágiles ante el cambio. Los recuerdos se dejan influir por las emociones, por los viejos anhelos. Los recuerdos son muy mentirosos. Tal vez esa sí que es la razón de que siempre cualquier tiempo pasado fue mejor. Si los recuerdos te mienten, entonces sí que cualquier pasado fue mejor.
Y dicho esto, ¿si la mentira es más satisfactoria que la verdad?, ¿por qué obviarla?.

La respuesta tal vez sea tan sencilla como la pregunta: Porque es mentira.