10.12.2010


Por suerte te he vuelto a ver. Por suerte para mi, claro. A ti te da igual, y eso está bien; pone a las cosas en su lugar, y el orden está bien. Muy bien.
Pero te diré que está aún mejor que el orden: lo real. Lo cierto. Lo que es y lo que no es. Las cosas, así como son. Sin más, ni menos tampoco. Y la realidad es que ésto no es gran cosa, no significa nada y que todo ha pasado por ser una confusión, una flor de un día, un espejismo agradable y la confirmación de que el vacío puede ser un buen lugar, siempre que no estés obligado a vivir en él por imperativo legal, personal o circunstancial.

Pero, vamos, que he tenido suerte. Mucha suerte.

10.08.2010


Te encontré sentado en un rincón, como una marioneta sin cables, tirada y sin vida aparente. Te pregunté: ¿qué tal? y tu me respondiste "bien, bien!" y yo sabía que mentías que estabas sola y deprimida, que el vacío era tu nueva estación y que el regreso era una caída hacía arriba. Que triste, que triste. Eso fue lo que pensé. Que triste.
Merecerlo no es quererlo. Es que te lo den.