6.27.2010


Vale, comienza el juego. Ahora, desde ahora mismo, todos son desconocidos para mi, no los he visto nunca, jamás me he cruzado a esta panda de inadaptados. Sí, nunca antes. Son desconocidos para mi y llaman mi atención. Veamos. Cat es una chica, y me parece muy guapa: extremadamente delgada y sin curvas reside en ella la belleza mortecina de aquellas chicas que no creen en si mismas. Sí, Cat es muy años 90, uno de esos espectáculos bellos y lamentables que pasean sus flácidas y escasas carnes por cada club nocturno, enfundadas en medias negras y camisetas de PLACEBO. Su pelo, sí, observemos su pelo: es artificialmente negro y brillante, con un flequillo perfectamente cortado que remata su media melena por debajo de las orejas. Ah, es una imagen del papel couché, con su sombra de ojos color negro cobalto; a juego con su personalidad. Cat, todo un bello cliché que llama mi atención de forzoso extraño. Sí, eso es. Ella, su ropa ajustada, sus zapatillas negras con cordoneras rojas, sus medias también negras ajustadas y sin reflejos, decoradas, también, con unas largas calcetas a rayas blancas y rojas por debajo de la rodilla. Sí, sí, sí. Luego me encuentro con su pequeña falda de color gris junto con su cinturón, lleno de motivos metálicos y finalmente su camiseta, que no es de PLACEBO pero que perfectamente podría haber sido.
Cat, que lástima que no te conozca de absolutamente nada. Me flipa tu inmenso esfuerzo por llamar la atención. Es adictivo.

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