6.29.2010


La aritmética del juego que ya conoces

Los hombres somos piezas simples de ingeniera básica, muy funcional y fácil de reparar. No reside en nosotros la necesidad de ir más lejos en nuestra maquinaría más primitiva y primordial, todo lo contrario: buscamos no salir de ese estado de sencillez. No es que no resulte más fácil, simplemente nos sentimos más cómodos dejándonos llevar. Y esa es la regla fundamental del juego, la única que debes cumplir si quieres jugar.
En ocasiones tenemos que elegir. Elegir entre la sangre fría y las circunstancias o, por lo contrario, tenemos que admitir que no somos capaces de sobrellevar nuestra existencia sobre el suelo que la alargada sombra del juego nos hace pisar, a veces es algo imposible; pero lo intentamos. No es una "prueba-error", no se trata de tal experimento científico. Todo lo contrario, se trata, más bien, de una prueba-prueba porque el error, en algunos casos, ya lo damos certificado.

En resumen. Cuando eres un hombre y creces, en algún momento, tarde o temprano, te tienes que enfrentar al juego como un peón más del mismo y es entonces cuando debes de aceptar su reglas o, por lo contrario, entender que no puedes jugar y que, por lo tanto, quedas fuera del funcionamiento normal de las cosas. La cuestión es hasta ¿dónde vamos a ser capaces de jugar? Difícil cuestión, pues la meta es tan lejana como la vida te permita. Es, en definitiva, una trampa mortal.

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