4.09.2006

Tal vez ahora sí sea tiempo de revolución, tal vez sí, ahora, sea tiempo de asentar nuestros valores sobre los suyos de forma incendiaria. Ellos lo han hecho con nosotros, tratándonos como meros valores de una cadena de producción. Si la misericordia es el fin de la salvación, entonces, puede que debamos ir al infierno con aquellos que nunca hicieron gala de tan magna y maravillosa condición.
Sí, es cierto, aquí estamos, sumidos en este caos, dentro de una red controlada y manipulada en donde el pensamiento ya no es un arma si no el fin mismo de cada acción. Y esa es la razón por la que han vuelto los lugares oscuros, los callejones vacíos y seguros, las canciones diabólicas y los textos malvados y prohibidos. Y con todo esto ha vuelto el ansia, el hambre y el agua caliente sobre las heridas que no sangran pero que tampoco curan.

Hemos vuelto nosotros, con las llamas en las manos y el corazón a gritos saliente por nuestra boca abierta y hambrienta.

Decid "adiós", pues ha llegado vuestro final. Decid "adiós", pues aquí acabó vuestro reinado y comienza el caos de la libertad y sus contradicciones.

Decid "adiós" que nosotros gritaremos; victoria.

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