7.18.2010


Desplacé las imágenes, más allá de luz; muy lejos del círculo polar ártico. Contravine todas tus advertencias, me dejé llevar por la simplicidad de la plástica más elemental y te eché de menos; mucho y sin darme cuenta. Aún me cuesta darme cuenta. Luego descansé y miré la habitación, el plano sobre plano al que estábamos acostumbrados, la escualida esencia de la virtud fotoquímica de robarle a la luz aquello que la hace especial para atraparnos, para siempre, en las únicas dos dimensiones de verdad seguras, aquellas que no pueden si no arder o desaparecer pero nunca envejecer.

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